La situación derivada del COVID-19 ha hecho que nos hallemos en un estado que ni siquiera nos podíamos imaginar en el mes de enero del año pasado. La evolución de los acontecimientos ha sido muy rápida y no cabe la menor duda de que no todo el mundo se ha podido adaptar a la perfección a la nueva normalidad que nos rodea ahora mismo. Las empresas han sufrido en sus carnes los efectos de esta nueva situación y, desde luego, han salido perdiendo en la inmensa mayoría de los casos. Adaptarse a un contexto tan nuevo es muy difícil y más todavía si lo que está en juego es la salud de la gente.
Las pequeñas y medianas empresas son, sin ninguna duda, las que peor lo han pasado. Y es que, en este tipo de casos, es el propio emprendedor el que tiene que encargarse de la mayoría de los trámites. En un momento como este, en el que se han requerido un montón de trámites dedicado sobre todo a regularizar el trabajo de sus empleados. No cabe la menor duda de que la cantidad de tiempo y esfuerzos que se han necesitado invertir en este tipo de asuntos ha sido tremendo.
Una noticia que fue publicada en la página web Economía Digital hacía un balance del número de afectados por los ERTE en nuestro país, una cifra que rozó los 4 millones de personas en el mes de abril, lo que da una primera idea de la tremenda potencia que ha adquirido una pandemia como la que estamos viviendo y el tremendo esfuerzo que ha supuesto para las empresas regular la situación de sus plantillas para hacer frente a la misma. Lo que está claro es que no ha sido sencillo para nada. Y hay que recordar que todavía no hemos terminado.
Otra noticia, en este caso publicada en la página web oficial de La Moncloa, informaba de que el gasto total del Gobierno en lo que respecta al pago de los ERTE entre los meses de enero y octubre había ascendido a 13.392 millones de euros, una auténtica barbaridad de dinero. Con esta cifra, nos damos cuenta de la tremenda importancia que ha tenido para los empresarios poder gestionar este tipo de bajas ocasionadas por la pandemia. En caso de no haber sido regulado nada de esto en su día, ese dineral hubiera recaído en las empresas de nuestro país. Y eso las hubiera terminado de hundir.
Está claro que los ERTE han terminado siendo un mecanismo idóneo para que muchas empresas hayan tenido la posibilidad de subsistir a la pandemia que todavía a día de hoy nos asola. Para poder hacer uso de este instrumento, desconocido para muchos hasta el pasado mes de marzo, buena parte de las empresas de nuestro país tuvo que ponerse en manos de asesores laborales que facilitaran la labor y que les pudieran arrojar algo de luz sobre este asunto. Esta ha sido la realidad de la Gestoría Toledano en Alicante durante este 2020, en función de lo que nos han comentado sus propios trabajadores en una conversación que hemos mantenido con ellos en los últimos días.
Una necesidad que va a seguir siendo tal
Todavía en el mes de diciembre ha habido gente que seguía de ERTE y que no se ha reincorporado a su puesto de trabajo desde que el pasado mes de marzo se precipitaran los acontecimientos. Esto da buena cuenta de la necesidad que tenían algunos negocios para gestionar la situación provocada por el coronavirus sin tener que despedir de un modo fulminante a sus empleados.
Es evidente que lo deseable es que no hubiera ocurrido nada de lo que todavía sigue pasando y que todo el mundo pudiera haber trabajado como estaba previsto para este 2020. Siempre decimos que tenemos que ver el vaso medio lleno. Y esta no es una excepción. Son muchas las empresas que, gracias a los ERTE, han salvado los muebles y que, gracias a eso, podrán seguir contando con todos y cada uno de sus empleados para cuando regrese la absoluta normalidad. Hay que tomarse esta situación como un paréntesis, aunque sabemos que ha sido realmente dura para muchos y muchas.
Todavía no hemos derrotado al coronavirus, pero creemos que ya hay un camino fijado para hacerlo. Cuando eso haya ocurrido, la economía volverá a florecer como lo venía haciendo a principios de este año. Hay que tener paciencia en todos los sentidos, eso sí. Pero siempre hay que mantener la confianza en la labor de nuestros científicos, en el esfuerzo de nuestros médicos y también en el trabajo que vienen desempeñando los especialistas en materia laboral par asesorar a las empresas en un momento tan concreto y complicado como el que nos ha tocado vivir.