Estamos viviendo uno de los periodos históricos que más riesgo presentan en lo que tiene que ver con la salud mental de la gente. El motivo es simple: la globalización, que también está dejando efectos perversos en nuestra sociedad, hace que el mercado laboral y el entorno empresarial sean más exigentes que nunca. Como consecuencia, son muchas las personas que se ven incapaces de encontrarse dentro de ese mundo, incapaces de seguir el ritmo al que cambian las cosas. Y eso, como seguro que ya estáis pensando, nos deja como resultado un aumento en el número de casos de ansiedad, estrés o depresión por trabajo.
Estamos seguros de que muchas de las personas que habéis empezado a leer este artículo tendréis algún caso cercano relacionado con este tema. Es probable que incluso hayáis sido vosotros o vosotras mismas quienes hayáis padecido alguna enfermedad como la que acabamos de mencionar. Y es que cada una de ellas se ha convertido en parte de nuestra rutina diaria. Es una pena que así haya sido, pero es la realidad en la que nos encontramos inmersos ahora. Y buena culpa de eso la tenemos que atribuir al trabajo. Eso es algo que, a estas alturas de la película, está fuera de toda duda.
Encontrar soluciones para problemas como estos se ha convertido ya no solo en un reto para la sociedad, sino en una necesidad absoluta. Los datos de personas que han padecido algún problema ligado a la ansiedad, el estrés o la depresión son muy impactantes y la verdad es que tanto las instituciones públicas como las privadas han tenido que tomar cartas en el asunto para intentar paliar, al menos en parte, un mal que afecta a todas las familias y que hace imposible que miles de vidas puedan alcanzar esa calidad de vida por las que han estado peleando durante años.
Hay que decir que la pandemia disparó de una manera brutal los casos de problemas como de los que estamos hablando, pero ya antes de la llegada del coronavirus empezábamos a notar un aumento en los mismos. Las razones principales de su aparición suelen estar ligadas al trabajo, pero la vida diaria también tiene algo que ver en este campo. Podemos tener un problema familiar que nos haga padecer depresión y también puede darse el caso de que un problema de salud física nos lleve a tener un problema de salud mental. A fin de cuentas, ese ha sido un proceso habitual entre millones de personas.
Una vez presentado el problema, toca hablar de cuáles son las posibles soluciones que se han tomado para paliarlo o para prevenirlo, porque también es posible hacer esto último. Una de las que son compartidas por más gente es el mindfulness, una técnica que viene ganando popularidad de una manera sostenida en España y que está proporcionando buenos resultados en lo que tiene que ver con la lucha contra esa ansiedad, esa depresión o ese estrés que venía caracterizando y todavía sigue caracterizando a la sociedad española y la de otros muchos países de nuestro entorno.
Hemos recurrido a un estudio realizado por el portal web Statista en el que se recoge el porcentaje de personas que solía realizar mindfulness a lo largo del año 2018, antes de que el coronavirus empezar a formar parte de nuestras vidas y nos hundiera moralmente. Casi el 50% de las personas que fueron encuestadas manifestaba que practicaba mindfulness al menos una vez a la semana, lo cual nos hace tener una pequeña idea de la importancia que ya se le daba por entonces a una actividad así. Puede parecer un simple dato, pero a nosotros también nos parece que este es un indicador primero de que los problemas a los que hemos hecho alusión existen de verdad, que no son una invención nuestra ni mucho menos, y de que ya hemos empezado a encontrar una solución para lidiar con un mal estado de la salud mental.
Teniendo en cuenta que esos problemas de ansiedad, estrés o depresión se desarrollan a causa del trabajo, las empresas también se han puesto manos a la obra para intentar que sus empleados y empleadas no tengan que pasar por una situación como esa. Por eso, según una noticia publicada el año pasado en la página web Cronista, hay una mayor cantidad de empresas que han empezado a dedicar parte de la jornada laboral de sus empleados y empleadas al mindfulness. Los resultados están siendo de lo más positivos y todo hace indicar que una técnica como esta ha venido para quedarse.
El mindfulness ya ha dejado de ser una práctica reservada para gente que era considerada como “rara” para formar parte de la vida cotidiana de millones y millones de personas solo en España. Y es una grandísima noticia que así sea. De acuerdo a los datos que manejan desde Escuela de Crecimiento, entidad que ofrece una formación en un campo como este, el porcentaje de gente que ha visto mejorada su salud mental después de la práctica de un ejercicio como del que estamos hablando es superior al 99%. Son datos como estos los que necesitamos para combatir todas esas situaciones de la vida diaria que nos generan estrés o ansiedad. Y estamos en vías de poder solucionarlos con la contundencia que se requiere.
Un ejercicio necesario también para quienes mandan
Puede parecer que solo son los empleados o empleadas quienes sufren esos problemas de ansiedad, depresión o estrés a los que nos estamos refiriendo a lo largo de todo este artículo, pero lo cierto es que esos son males que pueden afectar perfectamente a todas aquellas personas que tengan un puesto de responsabilidad o de mando. Debemos tener en cuenta que también esta clase de personas está sometida a algo, en este caso algo que puede ser mucho más perverso que un jefe o jefa: el mercado. Y del funcionamiento de ese mercado y las implicaciones que tenga para nuestra empresa puede depender la calidad de nuestra salud mental.
Desde aquí, queremos hacer ver a todas aquellas personas que nos leéis que da igual quiénes seamos o el cargo que desempeñemos: tenemos todo el derecho del mundo a pelear por mejorar nuestra salud mental. Y es que convivir con una mala salud mental es algo muy complicado, que nos va a hacer muy difíciles las cosas y que puede tener unas consecuencias nefastas ya no solo para nuestra vida laboral, sino también a nivel personal. Por esto, todas las personas deben conocer mecánicas para tener esa posibilidad de encontrar una mejora en lo que a salud mental se refiere. El mindfulness es la opción que está resultando ser la preferida para millones de españoles y españolas.
Todos y todas estamos sometidos a algo, disponemos de algún tipo de presión que puede jugarnos una muy mala pasada en determinados contextos laborales o de la vida misma. Es de justicia que tengamos a mano una herramienta gracias a la cual podamos encontrar la manera de defendernos de situaciones así y de sus consecuencias. Y este es el motivo por el que el mindfulness se ha convertido en una de las principales referencias de las personas a la hora de lidiar contra uno de los males que más problemas está causando a día de hoy al conjunto de la sociedad. Ojalá que los resultados sean tan positivos como lo vienen siendo hasta ahora. Creemos que así va a ser.
Nos hemos sabido equiparar al resto de países
Es cierto que España empezó a asumir técnicas como el mindfulness con algo de retraso en comparación con otros países de nuestro entorno. Hay que decir que, en este sentido, países como los escandinavos fueron pioneros dentro de Europa. Después, Bélgica, Francia o los Países Bajos asumieron protagonismo. Y después llegó el turno para un país como España, que a pesar de haber implementado estas técnicas más tarde, ha sabido hacerlo de una manera más eficaz, consiguiendo con ello que los resultados hayan sido igual de buenos que los que se han podido ver en estos países. Esta es una gran noticia y estamos convencidos de que ha traído una enorme cantidad de posibilidades de mejora en lo que respecta a la salud mental de nuestros compatriotas.
Una de las cosas más importantes que debemos tener en consideración a la hora de hablar de un asunto como el de la salud mental es que necesitamos trabajar de una manera continuada en un aspecto como este. No podemos dedicarnos ahora en cuerpo y alma a este tema y luego que nos olvidemos de él durante el resto de nuestra existencia. Hay que apostar por un seguimiento en esta materia, un seguimiento que nos permita analizar si se producen mejoras o si, en cambio, necesitamos continuar mejorando en lo que a la atención de este asunto se refiere. Lo necesario es seguir poniendo sobre la mesa las herramientas para que nadie tenga que pasar algo por una situación como la que genera esa ansiedad, estrés o depresión que tristemente gobiernan nuestra sociedad hoy en día.