Cuídate de cometer estos errores de principiante al beber vino

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Beber vino pareciera no tener más dificultad que la de abrir la botella y empinar el vaso; sin embargo,  desde que escogemos el vino en cuestión, hasta que lo vertimos en la copa, si que podemos cometer ciertos errores de principiante que le quitan un poco la magia a la experiencia y nos dejan al descubierto en catas y eventos.

Por ejemplo, sucede con las catas de vino a las que tanto gusta asistir que suelen resultar algo teatrales a simple vista, por lo que para el ojo inexperto de alguien que está asistiendo a una por primera vez o que solo ha estado en un par de ellas podrían pasársele algunas normas básicas y cometer algunos errores. Por otro lado, también suele pesar que cuando queremos ser los anfitriones de una cena en casa, pecamos de principiantes a la hora de servir el vino a nuestros invitados.

Por esto, el equipo profesional en vinos de Bocopa nos ayuda con algunos consejos sobre lo que tenemos que hacer en estos momentos.

A la hora de elegir el vino…

1.Tenerle miedo a la carta de vinos

A veces por vergüenza o miedo no nos atrevemos a pedir una botella de vino, perdiendo la oportunidad de conocer opciones nuevas y exquisitas. Sé más arriesgado y déjate sorprender.

2. No consultar al sommelier

Si tienes duda sobre tu elección, mejor consulta con el sommelier. Los expertos dicen: “Ellos son los expertos y tus aliados al momento de pedir la carta de vinos, además de los indicados para ayudarte a elegir un perfecto maridaje entre tus alimentos y tus bebidas. No temas ser claro al querer fijar un presupuesto”.

3. No tener claro la edad del vino

Lo mejor, a veces, es empezar con un vino joven, ya que es más fácil de entender, más fresco y de sabor más afrutado. Además que para poder identificarlo, solo hay que mirar la etiqueta y fijarse que no pase de cinco a siete años desde su elaboración.

4. No revisar tu corcho

Si pides una botella en un restaurante, debes tener en cuenta que el mesero siempre debe darte el corcho, ya que al mirarlo descubrirás algunos indicios de cómo viene tu vino.

Por ejemplo, tienes que verificar es la firmeza del corcho, si este se encuentra seco y se desmorona fácilmente esto significa que tu botella no estuvo acostada.

En este punto también te recordamos que cuando pides una botella el mesero siempre debe llevarla y abrirla en tu mesa, de forma que  puedas fijarte en la etiqueta, en el año de la cosecha y en el corcho.

5. Pensar que un vino caro es mejor

“Un vino caro no necesariamente indica que tenga un excelente sabor”. Siempre existen vinos económicos muy buenos y vinos caros muy malos, todo depende de lo que se esté buscando. Si quieres acertar con tu elección, no mires el precio sino el tipo de uva, el viñedo y el país.

Al conservar el vino…

1. Guardar la botella verticalmente 

Una regla de oro es que los vinos deben guardarse horizontalmente para que el corcho se mantenga húmedo; así se evitan fugas y que el vino entre en contacto con el aire antes de que sea abierto. 

2. Guardar el vino por muchos años 

A menos que tengas una cava, no sirve de nada que guardes tus botellas por años, pues la temperatura ambiente de las casas comunes no es la adecuada para eso.

Los vinos de muchos años se adquieren ya así, no es una característica que adquieran o mejoren guardándolos en tu propia casa. Así que si tienes una colección de vinos y no tienes un lugar adecuado para conservarlos, no esperes por la “ocasión especial” y haz de ese momento, el ahora.

Al servir el vino…

1. Temperatura del vino

Empezamos con una de las cuestiones que crea más confusión: la temperatura del vino. Sabemos que se trata de un factor clave, capaz de alterar por completo el sabor del vino, por lo que debemos mantenerlo en la temperatura perfecta.

Par esto,  hay que tener en cuenta múltiples cuestiones como la acidez, el dulzor, el tipo de vino, la crianza en barrica… Sin embargo, para no complicarlo tanto, podemos seguir una regla orientativa que nos puede servir de gran ayuda:

El espumoso se toma muy frío (entre 6 y 8º), el blanco y el rosado simplemente frío (entre 8y 12 °) y el tinto a una temperatura media (entre 12 y 16 °).

2. El hielo en la copa

A veces pasa que no calculamos bien la temperatura del vino y no está al punto cuando vamos a servirle. Sin embargo, nunca debes solucionarlo poniendo hielo en la copa, ya que se derretirá y alterará el delicioso sabor de la bebida.

3. La forma de coger la copa de vino

Esta es una forma de separar a los verdaderos expertos en vino de los amateur: cuando sujetamos la copa por el cáliz, aunque puede ser más cómodo, estamos calentándolo. Por eso, aquellos que saben como preservar el sabor del contenido de la copa, la sujetan por el fuste o tallo y, a ser posible, con las yemas de los dedos. 

Además de cumplir una de las reglas básicas, te hará ver elegante y te permitirá disfrutar más del vino.

4. Copa a medias

Aunque ya todos saben la medida de vino que se debe verter en una copa, no está de más recordar que no se llenan hasta arriba, sino a medias, para que el vino “respire”.

5. Servir en una copa húmeda

Es frecuente utilizar copas recién lavadas, por lo que es muy importante secarlas bien para que el agua que pueda quedar en ellas no altere el sabor del vino. 

6. NUNCA servir en vaso

A falta de copas, nunca pienses que servir en vasos es la solución, más bien es una forma estupenda de que pierda muchas de las propiedades del vino. 

7. Prohibido empujar el corcho

A veces pasa que cuando estamos intentando abrir una botella de vino que se nos resiste, presionamos el corcho hacia el interior.  Si lo hacemos esto ocasionará que el sabor se corrompa y no podremos disfrutarlo igual. Mejor ten paciencia y mucho mimo a la hora de descorchar.

8. Servir vino sin oxigenarlo

Dejar reposar el vino no es un capricho. Gracias a este gesto se estimula la bebida, se suaviza los taninos y se permite apreciar mejor las notas de su aroma.

9. Servir distintos vinos en la misma copa

Aunque no lo creas este es uno de los errores más frecuentes, y es que mucha gente acostumbra a usar el mismo vaso para diferentes bebidas y piensan que esta facultad también se la puedan trasladar a las copas de vino. Sin embargo, esto hace que los sabores se vean afectados.

En estos casos lo que puedes hacer es enjuagar la copa con unas gotas del próximo vino que vayas a servir, lo que sirve para irlas preparando para el cambio sin alterar su sabor.

10. Servir vino blanco inmediatamente después de sacarlo del refrigerador 

Servir vino blanco inmediatamente después de sacarlo del refrigerador es un error ya que, si bien el vino blanco sabe mejor a una temperatura más baja que el tinto, nunca debes abrir una botella recién sacada del refrigerador. La temperatura ideal para tomar un vino blanco es de 10 a 15 grados.

11. Usar mal el decantador.

Este es quizás uno de los accesorios estrella de una cata de vinos. Sin embargo, tiene sus múltiples reglas a la hora de utilizarlo y hay que saber hacerlo. Por ejemplo, debes saber que aunque es clave a la hora de catar el vino, no todos los caldos lo necesitan.

Al catar el vino…

1.No mover tu copa

Una vez servido en nuestra copa, al vino hay que ir descubriéndolo aromáticamente poco a poco. Por eso es muy importante no mover tu copa una vez servido. Tanto así que si el mesero mueve tu copa, la puedes regresar.

2.No analizar tu vino

Si detectas aromas parecidos al vinagre o acetona significa que el vino ya está pasado. En ese caso lo mejor es comentarlo al sommelier y pedir que te cambien la botella.

3.No revisar el material de tu copa

Los expertos sugieren preguntar siempre por el material de la copa. Debemos buscar en lo posible que sea de cristal, ya que este material permite poder captar aromas y sabores con mayor facilidad.

4. Catar vino después de fumar

Aunque a los fumadores pueda parecerles irrelevante, la verdad es que el olor del tabaco se impregna por mucho tiempo y te impedirá distinguir las texturas y el aroma del vino que vas a degustar.

A la hora de brindar…

Si vas a chocar copas, debes asegurarte de hacerlo por la base del cáliz y no por la parte superior. Así no se romperá tan fácilmente, sobre todo si hay un exceso de entusiasmo. Y, por supuesto, aseguraste de decir unas buenas palabras antes de gritar “¡Salud!” 

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