Importancia de la propiocepción en la vida cotidiana y el deporte

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Hay palabras que nos cuesta asimilar. No tanto por su significado como por su extraña pronunciación. Es el caso de la palabra propiocepción que nos suena un poco enrevesada y se nos puede hacer un nudo en la lengua al pronunciarla. Sin embargo, la propiocepción viene a ser algo bastante fácil de entender: la percepción de uno mismo. Aunque no se trata de algo tan simple y básico, por lo que hemos decido dedicar un artículo a este tema, de gran relevancia para los más pequeños, los deportistas y, la gente en general.

Es muy habitual que los fisioterapeutas utilicen este término ante el desconcierto de sus pacientes. En muchas ocasiones los problemas que nos acucian se resuelven entrenando la propiocepción y así nos lo hacen saber. Lo que ocurre es que en la mayoría de los casos, la gente no tiene ni la más remota idea de lo que es eso de la propiocepción y por tanto, no se le concede la importancia que merece.

Afortunadamente, son cada vez más los profesionales del deporte y la fisioterapia que hablan a sus clientes o pacientes de este aspecto fundamental de la persona. Nosotros hemos acudido a Despierta y Entrena que, entre otras disciplinas deportivas, conoce a fondo el entrenamiento de la propiocepción, para aprender todo lo necesario al respecto.

Lo primero es lo primero y pasa por definir técnicamente el concepto. Siendo así, “la propiocepción consiste en el sentido que hace posible que percibamos la ubicación, el movimiento y la acción de las diferentes partes del cuerpo. Lo hace, abarcando un conjunto de sensaciones, entre las que se incluye la percepción de la posición articular y su movimiento, la fuerza muscular y el esfuerzo. Las citadas sensaciones se originan a raíz de las señales que producen los receptores sensoriales en el músculo, la piel y las articulaciones, junto a las señales centrales que se relacionan con los músculos motores. Permite juzgar los movimientos de las extremidades y su posición, fuerza, pesadez, rigidez y viscosidad. Se combina con otros sentidos para localizar objetos externos en relación con el cuerpo y está estrechamente ligada al control del movimiento”.

Propiocepción para principiantes

En palabras más llanas, la propiocepción es el sentido que se ocupa de informar a la cabeza de donde se encuentras las diferentes partes del cuerpo y los movimientos que realiza. Vamos como si de un GPS se tratara, este sentido, permite saber en qué lugar se encuentra una parte concreta del cuerpo sin necesidad de mirarla. Lo que viene siendo la percepción de uno mismo, sin ir más lejos.

Para que nuestro cuerpo sea capaz de lograr esa percepción propia, utiliza un sistema de gran complejidad. La propiocepción influye en nuestro día a día, a cada momento. Sin embargo en los movimientos deportivos de mayor dificultad, donde la coordinación es esencial la propiocepción juega un papel esencial. De hecho la buena coordinación es el resultado de un sistema propioceptivo que funciona correctamente.

Debemos comprender que la propiocepción no se compone de un solo órgano, todo el sistema nervioso se ocupa del desarrollo y funcionamiento de este sentido. El sistema propioceptivo, al igual que el nervioso cuenta con sus nervios, consta de receptores denominados como propioceptores. Estos receptores particulares, se encuentran en los músculos, la piel y las articulaciones y son los que se encargan de sentir la tensión y estiramiento, al tiempo que emiten esta información al cerebro. En el cerebro se procesa la información y se decide el comando a ejecutar, es decir, la contracción o relajación, con la finalidad de emitirlo a los músculos y que se produzca el movimiento deseado.

Dentro del campo de la neurología, se definen dos tipos de propiocepción: la consciente, controlada por el cerebro; y la inconsciente, controlada por el cerebelo. Como ejemplo, recordemos todas esas veces que nos han hecho tocarnos la punta de la nariz con el dedo índice teniendo los ojos cerrados. Esto es un ejemplo de lo que es la propiocepción consciente. Por otro lado, la propiocepción inconsciente es todo aquello que sucede en el cuerpo cuando realizas alguna actividad como correr, montar en bicicleta, esquiar, etc. En principio se necesita ser consciente para ejecutar los movimientos necesarios, posteriormente el cuerpo es capaz de ejecutarlos de manera inconsciente, controlando los movimientos por el cerebelo.

Otra de las funciones de los propioceptores es su capacidad para producir reflejos protectores. Por ejemplo, el reflejo del estiramiento que protege a músculos y tendones de las lesiones, acortando la longitud del músculo cuando se estira demasiado, evitando que se produzca un desgarro muscular o del tendón.

Esta capacidad tan esencial en el organismo, puede alterarse por diferentes causas, como las lesiones que se relacionan directamente con el deporte. Por lo tanto, la propiocepción es una herramienta fundamental a la hora de recuperarse de todo tipo de lesiones musculares y readaptar el cuerpo. No solo los deportistas que se hacen un esguince o distensión muscular, pueden perder la propiocepción, las personas que sufren un derrame cerebral, tienen afectado su equilibrio y coordinación, y por ende, la propiocepción.

Ante una situación de pérdida de la propiocepción, sea por la razón que sea, existe siempre un tratamiento capaz de hacer que se recupere. Este tipo de tratamientos, son de gran importancia para recuperarla, readaptarla y no perder calidad de vida. A continuación, veremos con más detalle el porqué de su importancia.

Reeducación propioceptiva y recuperación ante lesiones

Para empezar, decir que para recuperar la propiocepción y restaurarla de forma adecuada en caso de lesiones, lo más adecuado es acudir al fisioterapeuta. La fisioterapia es esencial para implantar un tratamiento adecuado para recuperarse de las lesiones y los problemas derivados de la misma que afecten a la propiocepción.

Es más que habitual que los fisioterapeutas se encuentren en la consulta con pacientes que cuentan con antecedentes de lesiones articulares que siguen produciendo cierto tipo de molestias, notan inestabilidad o tienen cierta falta de control de la articulación. En muchas ocasiones, algunos pacientes, refieren haber sufrido diversas lesiones en la misma articulación.

Hay que hacer hincapié en este punto, puesto que para que se produzca una buena recuperación y evitar las posibles recaídas, resulta fundamental realizar el tratamiento y seguir las indicaciones del fisioterapeuta. No abandonar el tratamiento antes de tiempo y conceder importancia a la recuperación de la propiocepción es tan esencial como evitar las lesiones.

Algo que debemos tener presente es que este mecanismo de sensibilidad profunda e inconsciente es tremendamente fino. Esto lo hace susceptible de deterioro ante enfermedades como la diabetes o las de carácter neurológico. Cuando se produce una lesión articular como un esguince, fracturas, una cirugía… los receptores propioceptivos se atrofian y se produce un déficit de la información recogida. A consecuencia de esto, se es más propenso a sufrir otra lesión, dado que afecta a la coordinación y el control del movimiento. Esto sucede tanto en la vida cotidiana como en la práctica de actividades deportivas. Por lo que es muy importante realizar ejercicios propioceptivos cuando se sufre una lesión.

El momento adecuado para iniciar los ejercicios propioceptivos, no es otro que durante las fases finales de la recuperación. Es decir, cuando el edema generado por el traumatismo se ha reabsorbido y se ha recuperado la movilidad. En ese momento se han empezado a realizar ejercicios de fuerza muscular, por lo que conviene reactivar la propiocepción.

Hacer bien el trabajo propioceptivo, permite mejorar la funcionalidad y prevenir recaídas y lesiones en el futuro. Lo que contribuye a que el paciente pueda llevar a cabo una vida normal, carente de limitaciones y una vuelta a la actividad deportiva en buenas condiciones.

Lo mejor de todo es que para trabajar la propiocepción no es necesario realizar ejercicios complicados. La dificultad de los mismos se aumenta de forma progresiva y se adaptan a cada persona y tipo de lesión. Los ejercicios de mayor intensidad se realizan a nivel deportivo.

Este tipo de ejercicios, ayudan a mejorar la fuerza, la coordinación, el equilibrio y la estabilidad. Con ellos, se mejora el tiempo de reacción en determinadas situaciones, como la que se produce ante un tropiezo. Recuperar el equilibrio y la postura correcta será más rápido si se trabaja la propiocepción dañada. Siendo así, el tipo de ejercicios a realizar, se basa en provocar desequilibrio en el cuerpo para reforzar los ajustes musculares y articulares necesarios para mantener el equilibrio, la estabilidad y la postura.

En definitiva, la capacidad propioceptiva puede entrenarse. Para ello basta con realizar ejercicios específicos recomendados cuando se supera una lesión y como método preventivo. Algunos de los ejercicios más habituales pueden realizarse sobre superficies irregulares e inestables, plataformas inestables y con supervisión de un fisioterapeuta que vaya graduando la cantidad e intensidad del entrenamiento, en función de la patología y el estado de la misma.

Al final, resulta que la propiocepción no es tan complicada de entender como su nombre hace creer. La percepción de uno mismo es algo con lo que nacemos y desarrollamos a lo largo de la vida, se puede entrenar, reentrenar y recupera en caso de que se pierda. Solo hace falta realizar los ejercicios adecuados.

 

 

 

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