Ser autónomo en España es una opción que atrae a muchas personas, especialmente a aquellos que buscan mayor flexibilidad en su vida profesional. Aunque puede parecer un camino lleno de retos, tener claro cómo funciona el sistema y qué pasos hay que seguir puede hacer que todo el proceso sea mucho más manejable. Aquí te cuento todo lo que necesitas saber si estás pensando comenzar a trabajar por cuenta propia.
Qué significa ser autónomo.
Ser autónomo significa ser tu propio jefe, es decir, llevar a cabo una actividad económica de manera independiente. Esto quiere decir que eres responsable de tu propio negocio, de su gestión y de sus resultados. A diferencia de los trabajadores por cuenta ajena, los autónomos no dependen de un jefe que les pague un salario fijo. En su lugar, deben generar sus propios ingresos a través de la prestación de servicios o la venta de productos.
La libertad que ofrece ser autónomo es una de las razones principales por las que muchas personas optan por esta opción. Puedes elegir tus propios horarios, decidir a qué proyectos dedicarte y, en cierta medida, gestionar tu tiempo como mejor te convenga. Sin embargo, esta libertad viene acompañada de una gran responsabilidad, ya que tú serás quien deba asumir todas las tareas relacionadas con la gestión del negocio, desde las cuestiones administrativas hasta la captación de clientes.
Uno de los aspectos más importantes de ser autónomo es que tú mismo te encargas de gestionar y liquidar tus impuestos, así como de cotizar a la Seguridad Social. En otras palabras, no tienes una nómina con las retenciones hechas, sino que debes realizar los pagos correspondientes al Estado por tu cuenta. Este es un punto que todo aspirante a autónomo debe tener claro desde el principio.
¿Qué debes hacer para registrarte como autónomo?
El proceso para darte de alta como autónomo en España no es complicado, pero sí requiere que sigas una serie de pasos concretos. Lo primero que debes hacer es darte de alta en la Agencia Tributaria. Esto se hace a través del modelo 036 o 037, que son los documentos que te permitirán comunicar al Estado que has iniciado una actividad económica por tu cuenta.
Al rellenar el modelo 036 o 037, tendrás que proporcionar información detallada sobre la actividad que vas a desarrollar, los ingresos que esperas obtener, y la dirección de tu negocio, entre otros datos. Es importante que lo hagas con cuidado, ya que cualquier error podría complicar el proceso posteriormente. Aquí es donde un asesor puede ser de gran ayuda, porque te guiará para que cumplas con todos los requisitos sin que se te pase nada por alto.
Una vez que te hayas dado de alta en la Agencia Tributaria, el siguiente paso es registrarte en la Seguridad Social. Aquí es donde debes darte de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Es fundamental que lo hagas dentro de los 30 días naturales siguientes a la fecha en la que te diste de alta en Hacienda, para evitar problemas y sanciones.
Al darte de alta en el RETA, tendrás que elegir la base de cotización que determinará cuánto pagarás a la Seguridad Social cada mes. Esta base de cotización también influirá en las prestaciones que puedas recibir en el futuro, como la jubilación o la baja por enfermedad. De nuevo, contar con un asesor puede ser necesario para tomar decisiones que afecten a tu futuro económico.
Opciones y ayudas disponibles para autónomos.
Una vez que estás dado de alta como autónomo, es importante que conozcas las ayudas y opciones disponibles que pueden facilitarte el camino. Una de las más conocidas es la «tarifa plana«, una medida que permite a los nuevos autónomos pagar una cuota reducida durante los primeros años de actividad.
La tarifa plana actualmente se establece en 80 euros mensuales durante los primeros 12 meses de actividad, lo que supone un gran alivio para aquellos que están empezando. Tras este periodo, la cuota se incrementa de forma progresiva, pero sigue siendo más baja que la cuota estándar. Es una excelente manera de reducir los gastos iniciales, que pueden ser bastante altos.
Además de la tarifa plana, existen otras ayudas y bonificaciones para autónomos que se pueden solicitar. Por ejemplo, si eres menor de 30 años o mujer menor de 35, puedes beneficiarte de una reducción adicional en la cuota de la Seguridad Social. También existen bonificaciones para autónomos con discapacidad, víctimas de violencia de género o víctimas del terrorismo.
Por otro lado, es importante mencionar que algunas comunidades autónomas ofrecen subvenciones específicas para fomentar el autoempleo. Estas ayudas suelen variar según la región y la disponibilidad de fondos, por lo que es recomendable informarse bien y estar atento a las convocatorias de cada comunidad autónoma.
Finalmente, otra opción que puede ser interesante es acogerse a las ayudas para la conciliación de la vida familiar y laboral, las cuales están dirigidas a autónomos que son padres o madres y que necesitan reducir su jornada de trabajo para cuidar a sus hijos menores de 12 años. La ayuda puede llegar a cubrir una parte de los gastos de la Seguridad Social durante el periodo de reducción de jornada.
¿Cómo funcionan los pagos y qué impuestos hay que tener al día?
Uno de los aspectos que más dudas genera entre los autónomos es el tema de los pagos e impuestos, puesto que, al ser autónomo, eres responsable de llevar tu propia contabilidad y de cumplir con todas las obligaciones fiscales. Esto incluye la emisión de facturas, el pago del IVA y el IRPF, entre otros.
En cuanto al IVA, cada trimestre deberás presentar una declaración (modelo 303) donde incluirás el IVA que has cobrado a tus clientes y el que has pagado en tus compras relacionadas con la actividad. La diferencia entre ambos será el IVA que tendrás que pagar a Hacienda o el que te podrán devolver si has pagado más del que has cobrado. Además, una vez al año, deberás presentar el resumen anual del IVA mediante el modelo 390.
El IRPF es otro impuesto que deberás tener en cuenta. Si realizas actividades profesionales, lo más común es que en tus facturas incluyas una retención de IRPF (normalmente del 15 %) que tus clientes deberán ingresar a Hacienda en tu nombre. Sin embargo, si trabajas con clientes que no son empresas, tendrás que realizar pagos fraccionados trimestrales mediante el modelo 130. Estos pagos son anticipos del IRPF que liquidarás al final del año en la declaración de la renta.
Además de estos impuestos, como autónomo también tendrás que pagar la cuota de la Seguridad Social cada mes. Esta cuota es obligatoria y se paga aunque no generes ingresos, lo que a veces puede ser una carga para aquellos que están comenzando y no tienen una facturación regular. Como te mencioné antes, la cuota se calcula en función de la base de cotización que elijas al darte de alta en el RETA.
No olvides que también deberás llevar un control exhaustivo de tus gastos deducibles, como el alquiler de un local, material de oficina, servicios profesionales (como el asesoramiento), entre otros. Poder deducir estos gastos te permitirá reducir la base imponible de tus impuestos y, por tanto, pagar menos al final del año. Aquí es donde la figura del asesor fiscal cobra especial relevancia, ya que, como nos comentan desde ASEM, podrá ayudarte a identificar todos los gastos deducibles y a cumplir con tus obligaciones fiscales sin cometer errores.
Otro aspecto importante es la declaración de la renta, y es que, como autónomo, estás obligado a presentar la declaración de la renta cada año, independientemente de tus ingresos. En esta declaración, deberás incluir todos tus ingresos y gastos, así como las retenciones que te han practicado y los pagos fraccionados que has realizado. La declaración de la renta es el momento en el que se regularizan tus impuestos, por lo que debes tener toda la documentación en orden.
Además de los impuestos mencionados, hay otros tributos que podrían afectarte dependiendo de la actividad que desarrolles y de la ubicación de tu negocio. Por ejemplo, si tienes un local comercial, deberás pagar el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) si facturas más de un millón de euros al año. También podrías tener que pagar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) si eres propietario de un local o una oficina. Estos impuestos suelen variar según la localidad, así que es importante informarse bien sobre las obligaciones fiscales en tu municipio.
La importancia de contar con un buen asesor.
Con toda la información y responsabilidades que implica ser autónomo, es fácil sentirse abrumado, es por eso que contar con un asesor es algo que no deberías dejar de lado. Un buen asesor no solo te ayudará a cumplir con tus obligaciones fiscales y a mantener tu contabilidad en orden, sino que también te permitirá concentrarte en lo que realmente te importa: tu negocio.
Un asesor te ayudará a elegir la base de cotización más adecuada, a presentar tus declaraciones de impuestos en plazo, a gestionar tus gastos deducibles y a estar al día con las normativas fiscales que pueden cambiar con el tiempo. Además, un asesor experimentado podrá ofrecerte consejos útiles para optimizar tu fiscalidad y mejorar la rentabilidad de tu negocio.
Por otra parte, contar con un asesor también te permitirá evitar errores que podrían costarte caro, como errores en la presentación de impuestos o en la gestión de la contabilidad, que pueden dar lugar a sanciones y recargos que afectarán a tu economía. Un asesor te ayudará a minimizar estos riesgos y a mantenerte en regla con Hacienda y la Seguridad Social.